Buena parte de la NBA empezó a fijarse en Rudy Fernández después del mate estratosférico que hizo en la cara de Dwight Howard en la final olímpica de Pekín. Después de disputar esta madrugada el partido de los rookies, el alero mallorquín intentará volver a volar por encima del pívot de Orlando, que el año pasado se vistió de Superman para ganar el concurso de mates del All-Star. Antes de saltar junto a Howard, J. R. Smith y Nate Robinson a la pista, las encuestas apuestan por él (45% contra un 27% del defensor del título), que abre una nueva era en la competición al ser el primer no norteamericano en tomar parte.
"Qué le voy a hacer si me dan por favorito --comentaba entre risas el jugador de los Blazers--. Me sorprende igual un poco y, no sé, igual hago un mate que no está mal e igual hay un poco de decepción. Pero bueno, la intención es ir a pasármelo bien, hacerlo lo mejor posible y que la gente disfrute que es el objetivo".
En la previa, el tremendo brinco olímpico ha sido muy repetido por las televisiones norteamericanas aunque él aún no ha hablado aún de ella con su rival. "Se ha comentado mucho de la jugadita esa. No he tenido contacto con Howard pero me han dicho que es un tío superhumilde y buen tío", dice un Rudy convencido de que alguna chinita se lanzarán. "Quizá alguna mirada desafiante nos echaremos, seguro que me tiene ganas", dice entre risas.
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